Sunday, March 6, 2011

Terror de llegar a vieja...

(Abuelita Chuy qpd y mi hermana Magdalena)

Desde niña he sentido una especial alegría cuando estoy cerca de los ancianos y los niños, el inicio de la vida y el término de la misma han sido una constante atracción para mí. La verdad es que aparte los ancianos que he llegado a conocer han sido siempre muy alegres, picarones y muestran realmente ganas de vivir.
Desde que yo recuerdo mi madre siempre ha expresado temor a dos cosas: a la vejez y a la muerte. E igual que mi madre habemos muchos que lidiamos con estos dos asuntos. Cuando era niña no entendía porque mi madre sentía tanto temor, por un lado la muerte según lo que aprendí en el catecismo era la gran oportunidad de conocer a un Dios que nos ha acampando por lo largo de la vida (en mi caso así ha sido por los últimos 33 años) y no nos ha mostrado su rostro. De niña el morir al menos me brindaba la idea de que “POR FIN” le conocería y me daría cuenta si era tan bello como me lo imaginaba. Por otro lado la vejez implicaba bajo mi infantil percepción tener a muchos hijos y nietos a mí alrededor. Pasármela jugando, celebrando y apapachada por todos aquellos que en algún momento yo atendí.
Entonces “porque mi mama tiene tanto miedo a estas dos cosas que para mí son tan padrísimas” me preguntaba yo.
Paso la infancia y cuando llego la adolescencia me di cuenta que mi abuelita chuy a la que ame desde siempre me parecía un poco mas indiscreta, preguntona, regañona, estricta, y repetitiva. Muchas veces me contaba las mismas historias una y otra vez y no parecía recordarlo. En esa época sin darme cuenta me aleje de ella aun cuando la seguía amando. A Dios lo deje en la iglesia y comencé a vivir la “vida loca” lidiaba mas con la muerte pues salía de antro y el alcohol muchas veces nos acompañó a mis amigas y a mi aun cuando no contábamos con conductor designado.
He vivido una vida muy parecida a la del resto de las chicas de mi edad, sexo antes del matrimonio, alcohol y extravagancia. Tengo que ser honesta y mencionar que lo que le falto a mi experiencia fue la droga y de eso no me arrepiento. Pero en el lapso de tiempo que yo me inventaba una ideología y una personalidad le solté la mano a la más anciana del hogar y me olvide del Dios, no me percate realmente del asunto, de cualquier forma bien o mal mi abuela estaba siempre presente aunque su voz no tuviera sonido en mis oídos y el Dios pues no tenia rostro así que eso me ayudaba para no sentirme tan culpable.
En un tiempo de la vida me desconecte de estos tres elementos que hoy en día veo necesarios y básicos, me olvide de jugar y apreciar a los niños y valorar la infancia, me deslinde de los ancianos y sus canas blancas y me despreocupe del Dios y sus enseñanzas. Cuando la emoción se fue tornando en madurez y me transforme en madre sucedió que me percate que mi abuela estaba más vieja, caminaba ya con un bastón, tenia mas medicamentos en su bolso que dulces o colores como cuando yo era niña y que Dios seguía en la iglesia siendo alabado pero parecía como si no escuchara lo que se le había estado desde los inicios de los tiempos solicitando.
Me dio pena reconocer que abandone a mi querida abuela, quise rescatar el tiempo y ya no era posible, ella tenía otros asuntos y yo ya estaba envuelta con detalles del hogar.
Cuando el termino de la vida de mi abuela por fin llego, no pude estar cerca de ella, le acompañé y de forma limitada unos días antes de su partida. Cuando la visite en el hospital observe lo más dramático que pude imaginar.
El dolor, la confusión, la vulnerabilidad todo en un conjunto se represento ante mis ojos ahí en una camilla de hospital. Vi a toda la familia reunida llorando, esperando por el trágico final. Pero también pude entender a que le ha temido tanto mi mama.
Llegar a viejo te convierte en dependiente y vulnerable en totalidad. No importa que tanto hayas trabajado en tus anos buenos, tarde o temprano no contaras con el mismo poder físico o mental, los alimentos no los aceptas de igual forma, los ruidos te lastiman los oídos, los músculos no responden igual. La voz es más delicada y lamentablemente ya no puedes ni masticar. Para mi abuela sus últimos anos fueron buenos posiblemente mejor como ella lo hubiera imaginado o al menos eso quiero yo pensar. Pero para muchos de nuestros abuelos esta no es su realidad.
Solamente en Estados Unidos gracias a los legisladores y a los empresarios hoy en día se cuenta con más casas para la tercera edad, aun así parece ser que con tanta opción aparecen también más problemas. Las casas de hogar para los ancianos son reguladas de forma estatal no federal y esto implica que los asuntos, problemáticas o abusos se queden en “casa”.
Que terror me da llegar a vieja y no haber trabajado de forma inteligente para armar los años de mi retiro en la vida. En nuestra cultura hispana los abuelitos están incluidos hasta el último momento de su vida pero esto no quiere decir que implica una buena vida.  
El armarme bien para el futuro que no está muy lejano me podrá entregar la tranquilidad de no ser la carga para mis hijos y su vida, me permitirá reconocer que fui sabia en las decisiones que realice en mi juventud y sobre todo le restara el remordimiento a mis hijos y nietos de todo lo que pudieron hacer para darme más felicidad en mi vejez.
Me da terror llegar a vieja y no haberme preparado para ese momento no es terror a las arrugas, a lo flácido o al olvido. Llegar a viejo ha de ser lo más bello del camino, el ocaso que merecería ser vivido al máximo y sin remordimientos.

Nota: El CONAPO nos dice que la esperanza de vida de los mexicanos es de actual de 75.3 años, aumentará a 78.1 años en 2010 y a 83.7 en 2050. Es decir, que para 2010 serán casi 7 millones de adultos de más de 65 años, para 2020, 11 millones y para 2050 32.43 millones

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