Llego el martes y como todas las tardes mi hijo Gael y yo tenemos el ritual de leer juntos por unos minutos y estudiar. Una de las dinámicas en su tarea era responder a una pregunta, explicar la respuesta y apoyarla con un dibujo.
La pregunta era: Si yo pudiera convertirme en alguien, quien seria? Mi hijo se quedo pensando por largo tiempo y me dijo: mama no lo sé, no sé quien quiero ser.
Yo me encontraba preparando unos regalitos para sus compañeros de clase que incluían chocolates y la bolsa de los mismos estaba allí, frente a nosotros.
Como Gael? Le cuestioné yo, apoco no te gustaría ser por Doctor por ejemplo? No, no me gustaría, respondió.
Y profesor, tampoco?
Tal vez un científico para inventar cosas? No… ahhh mama no sé que voy a hacer!
Entonces rápidamente Gael, me miro a los hijos y me dijo:
Sabes yo creo que si me como un chocolate pudiera pensar mejor.
(este chamaco sí que sabe cómo salirse con la suya, pensé yo) Ok, toma un chocolate, espero que así puedas pensar mejor, le respondí. Gael se comió el chocolate de un bocado e inmediatamente comenzó a hacer movimientos muy extraños y se sonrió y me dijo:
Ya sé que pudiera ser mama!
Si yo pudiera convertirme en alguien ese seria: “Un súper héroe de chocolate!
Ah caray en verdad? Respondí, un poco intrigada, Gael tiende a decir cosas muy especiales.
Si mama porque el chocolate me da poderes, y sabes que, el súper héroe de chocolate salvaría a las gentes que viven en la ciudad, porque les daría muchos chocolates y así todos serian muy felices!
El niño continuo con su tarea, y mama se fue a dormir con la experiencia.
Si ser feliz fuera así de fácil, pensé yo.
Hoy en día me es más fácil percibir la infelicidad con la que se puede recorrer la única vida que nos tocara vivir.
Niños más involucrados en la vida de adultos, más temerosos por el futuro que les espera que niños disfrutando su presente.
Adultos mas estancados en la juventud que no vivieron y ejecutando acciones inmaduras e irresponsables para tratar de rescatar el tiempo que no disfrutaron.
Una sociedad enferma intentando retardar la vejez e implantando químicos en sus labios, muslos, nalgas, y todo lo que pueda llegar a colgar con tal de no proyectar la vida que se va cargando.
Una mentalidad “globalizada” que inyecta la necesidad de tener, tener, y tener para luego desechar, desechar, desechar que aparentemente otorgara la felicidad.
La idea de lo que tienes es lo que vales, y lo que controlas es lo que importas.
No wonder (como dirían los que mastican el ingles) porque es que estamos tan amargados!
La felicidad se ha interpretado como un galardón que se necesita ganar. Aun cuando la felicidad ha estado allí, desde nuestra llegada a la vida, en silencio, bella e intangible esperando ser reconocida.
Cuantas parejas alegan la separación por el solo hecho de no tener felicidad uno a lodo del otro.
Cuantos hijos que reclaman a sus padres el haberles otorgado infancias dolorosas y sin sentido.
Que hemos hecho con todas las herramientas que nuestro creador nos ha otorgado? Que estamos haciendo como sociedad los unos a los otros?
Si la felicidad fuera así de fácil, regalaríamos chocolates constantemente a los demás para procurar una felicidad constante? o celosamente guardaríamos en los bancos las barras de chocolate para cuando nos sintiéramos angustiados?
Estaría el chocolate al alcance de todos? o seria solo un “delicatesen” para los adinerados?
Si la felicidad fuera así de fácil posiblemente serian los niños los únicos que buscarían otro tipo de “súper héroes” para rescatar la vida que los adultos les están heredando.
Con cariño y respeto a todo aquel que sienta que le hace falta comer un poco de chocolate!
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